martes, 30 de noviembre de 2010

vacío, a

  1. adj. Falto de contenido:
    un cajón vacío. 
  2. Ocioso, desocupado:
    acércate a la ventanilla vacía; el pueblo se quedó vacío.
  3. Vano, hueco, insustancial:
    conversación vacía.
  4. m. Abismo, espacio sin materia:
    se lanzó al vacío desde el octavo piso.
  5. Falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos:
    su muerte dejó un gran vacío.
  6. fís. Espacio que no contiene aire ni otra materia perceptible por medios físicos ni químicos:
    experimentos en el vacío.
  7. al vacío loc. adv. Modo de conservar los alimentos envasándolos sin aire.
  8. de vacío loc. adv. Sin carga.
  9. loc. adv. Sin haber conseguido uno lo que pretendía:
    volver, irse de vacío.
  10. hacer el vacío loc. Excluir, negar el trato o aislar a una persona:
    le hicieron el vacío hasta que dimitió.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Lo que realmente pasó

Sin reservas, me jodieron la vida cuando recibí un telegrama informándome de que se requería mi presencia en la mesa electoral de las elecciones al claustro y la junta de mi facultad. Los días que siguieron estuvieron llenos de dolores de tripa, uñas mordidas y pequeños ataques de rabia cada tres por dos al encontrar sumamente injusto el no poder negarme. 

A pocos días de las elecciones caí en la cuenta de que si hubiera aceptado y pagado un viaje que se había organizado para ir a Madrid, los días me habrían coincidido. Ilusionada al tener una muy mala excusa, me puse en contacto con varios profesores. Intentando no exagerar las cosas demasiado por lo que pudiesen averiguar, les dije que ese mismo día no iba a estar ni en la provincia, puesto que debía asistir a unas importantes conferencias en Madrid. Claro está que ni se molestaron en contestar, por lo que llegó el día anterior y  no sabía si habían avisado a un suplente. De todas formas, veía muy difícil justificar el haber estado en Madrid.

Subiéndome por las paredes porque me hacía tanta ilusión ir como que me metieran un dedo en el ojo, se me ocurrió un plan maravilloso, perfecto y rematadamente estúpido. Sí, cuando estoy desesperada hago este tipo de gilipolleces. Me levanté tres horas antes de lo previsto, y mientras compraba en la estación de tren un billete-justificante que me salvara la piel y que jamás usaría, no pude evitar sentirme la persona más imbécil del planeta.

Me presenté en la facultad con una fotocopia del DNI y un billete de tren (sólo de ida, la cosa menos sospechosa del mundo) con destino a Cuenca (efectivamente, a Cuenca. Los billetes para Madrid estaban fuera de mi alcance. Sensación de pardillismo en aumento). 

Tras confundir a la conserje con la decana, encontré a la segunda y le expliqué la “situación” por si no lo había leído en mi mail. Con los nervios y olvidando los cambios de última hora le comuniqué que en breves me marchaba a Madrid y le mostré el billete para Cuenca. Sobra describir con qué cara me miró, pero me dijo que presentaría mi justificante a pesar de creer que era insuficiente.

Impresionada por mi patética victoria decidí esconderme en algún rincón de la vergüenza, puesto que si estaba en Madrid-Cuenca, no podía asistir a clase. Con un gran sentimiento de culpabilidad, busqué por internet qué podía pasar si no me presentaba en la mesa con un justificante en toda regla. Diez minutos después me encontraba en la puerta del decanato nuevamente tartamudeando que “tampoco era un viaje tan importante”. Me lo agradecieron (con mirada aún de acusación) y me comunicaron que en realidad era la única que me había presentado, y que iban a tener que buscar “voluntarios”. Todo esto dicho entre un jiji jaja poco profesional. Cuando decidieron pasar de los que no habían venido y empezaron a burlarse de la señora del tacataca que viene por las tardes y su pandilla entendí que era, sin duda, la persona con más poca suerte que me podía encontrar ese día. 

Intenté consolarme buscando cualquier cosa que me motivara a pasar las siguientes 15 horas revisando DNI. Cuando me dijeron que me pagarían 50 pavos decidí que lo había encontrado. No me vendría mal al menos recuperar el dinero del billete y tampoco estaría de más aprenderme de una maldita vez los nombres de mis compañeros de clase, aunque fuera revisando sus documentos de identificación. Al menos vino el personajillo responsable del sorteo, que entró en la sala en plan agresivo vociferando que estaba allí única y exclusivamente “para dar la cara”. Se relajó al ver que de todos los presentes sólo era yo la única titular, aunque si supiese todo lo que se me estaba pasando por la cabeza hubiera llamado corriendo a su madre para saber si se encontraba bien…

DNI, tacha y apunta. DNI, tacha y apunta. Bostezo. DNI, tacha y apunta. Tripas del compañero. DNI, tacha y apunta. Nada. Nada. Nada. Nada. DNI, tacha y apunta. Habían pasado 50 minutos y deseaba que me arrancaran las tripas. La presidenta de la mesa se pasó el día escaqueándose a la primera de turno. La primera vez que se fue a fumarse un cigarrillo vino un hombre del decanato a pedirnos algo que evidentemente no entendimos. Mi compañero, que me miró con cara de no hablar ni el mismo idioma, decidió nombrarme en ese mismo momento sustituta de la presidenta, por lo que me fui a fumarme un cigarrillo.
Después de pasar lo que fueron las peores 15 horas de mi vida… Abre sobre, saca papeleta. Abre sobre, saca papeleta. Abre sobre, saca papeleta. Un dos tres y vuelve a empezar. A las once de la noche, con los ánimos por el suelo y una puerta rota tras un intento de huida, salimos al exterior conscientes de que ese día no habíamos tenido el placer de ver la luz del sol. Huelga decir que nadie se despidió de nadie y que salimos por patas una vez pisamos la calle. 

A esas horas de la noche, el transporte público hacía rato que había dejado de circular por lo que había perdido el último tren de vuelta a casa. Así que después de un horrible día lo único que tenía eran los huesos calados y un billete para Cuenca. Billete inservible que enmarcaré como premio al memo del año, pero me lo quedo porque lo compré y es mío. Ah, y ya de paso, está claro que no recordé ningún nombre de los DNI. 

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La meua lluita

Ombres que m'envolten i m'asfixien el cor.
Ombres que m'aclaparen i em fan tremolar el cos.
Note la suor que em baixa pel front i els ulls banyats de llàgrimes sense sentit.
Al meu pit neix un crit esgarrifós que mai no eixirà a l'exterior.
Que ningú no escoltarà mai.
Un crit silenciat.
Un crit arrancat.
Els laments trenquen el silenci de la nit i en un últim intent desesperat tracte de respirar o aferrar-me a alguna cosa que m'aseguri que encara estic viva.
Mans que sorgeixen de l'obscuritat m'empenten cap l'abism de la bogeria.
Els meus temors esgarren la meva pell i cada gota de sang que cau és una oportunitat perduda, que mai no tornarà.
Dins la foscor de la nit una claror comença a náixer.
Petit estel que ha mantingut viva la flama.
Em mire les mans.
Què hi vec?
No hi ha res!
Res a perdre.
Al meu pit el crit replegat es converteix en un impuls.
L'impuls que fa moure'm el cor. Un impuls d'esperança.
Petit estel de la nit ha aconseguit el tamany d'una gran flamerada.
És el càlid foc del meu cor que torna a sentir la vida.
Les ombres fugen atemorides davant el meu valor i en la llunyania ha esclatat el dia.
Alce el cap i mire al meu davant. Un munt de camins que esperen el meu avanç a través d'ells, oferint-me possibilitats inimaginables.
M'adrece i tanque fortament els punys.
El cor em fa mal de tant de pressa com batega.
El vent m'aparta els cavells de la cara.
Vent de llibertat que em guiarà arreu de la meva travessia.
Decidida, faig un pas al meu davant.
Comence el viatge.
M'espera la vida!

martes, 23 de noviembre de 2010

Tarda de setembre

El bosc...
Tanca els ulls i escolta el soroll de les fulles que cedeixen amb les carícies del vent...
Dorm...
Els rajos t'acaronen la cara i al teu nas aplega la olor de la gespa humida que, verge, prop de la vora del riu, permaneix esperant que els teus peus passen al seu damunt.
Dolça olor que fa que viatges en el temps fins aquella nit que et vaig portar per primera vegada a aquest lloc del bosc, el meu amagatall, i em vas acaronar fins que finalment em vaig adormir impregnada del teu perfum i amb una pau interior que sols una dona enamorada pot sentir.
Ara és de dia i encara note la teva fragància.
Estic tombada al teu costat, sentint la teva presència i sé que restaria així tota la vida, observant detalladament les teves faccions.
Envoltats de natura, sols s'escolta la teva respiració acompasada que m'indica que ara camines pel teu món de somnis que amb tant recel guardes dins la teva ment.
Sols la teva respiració... i el soroll de les fulles que cedeixen amb les carícies del vent.